Por: Dr. Jaime Contreras P., decano Facultad de Medicina U. Andrés Bello
La Presidenta Bachelet dio cuenta pública del estado de la nación, la última de su mandato. En lo que se mencionó relacionado al sector salud, hay un optimismo que no se condice con la realidad que viven los 14 millones de personas que acceden a los consultorios y hospitales públicos, y que se sienten poco protegidos, escuchados y considerados en un debate nacional que durante este mandato de cuatro años estuvo más enfocados en otros temas, como la educación.
No han sido años de grandes realizaciones en infraestructura hospitalaria, en la disminución de las listas de espera y en el cumplimiento de garantías de las patologías GES. Se destacan en la cuenta muchos hospitales a punto de ser entregados a lo largo de Chile, pero casi todos de muy baja complejidad, quedando lamentablemente postergados grandes obras como los hospitales Sótero del Río y de San Antonio.
Tenemos más especialistas gracias a un esfuerzo conjunto del Ministerio de Salud y las Universidades, pero muchos desertan del servicio público en busca de mejores oportunidades de perfeccionamiento y de un trabajo más eficaz y rentable.
Los indicadores más importantes de salud se han deteriorado en las enfermedades crónicas no transmisibles. Seis millones de chilenos siguen fumando, el cáncer será la principal causa de muerte en la próxima década, los índices de obesidad en niños y adultos jóvenes siguen incrementándose, y para todas estas dolencias de salud pública no se aprecian políticas eficaces ni tampoco planes estratégicos con logros a mediano y corto plazo.
Como médico, es de esperar que la Presidenta esté consciente de que la siembra en estos años fue escasa, y la cosecha muy pobre.