(Tercera y última parte)
«Santa Rosa de los Andes alcanzó el título de ciudad el 31 de julio de 1865, por decreto del presidente José Joaquín Pérez y Mascayano, gracias a las gestiones del eminente gobernador andino, don Epifanio del Canto y Alderete.
Hijos de esta tierra andina contribuyeron a la victoria de nuestra Patria, tanto, en las guerras contra la Confederación Perú-Boliviana y la Guerra del Pacífico. Varios de ellos inscribieron su nombre en las páginas de gloria del Combate Naval de Iquique, o en tantas lides como Chorrillos y Miraflores. Entre éstos están: Francisco Ordóñez Urbina, José María y Ramón Bari Lopehandía, Arsenio Canabes Miniño, Nicanor Navas Pérez, Guillermo Serey Collante, José Manuel Ramírez Urrutia y el Dr. Manuel Francisco Aguirre.
Años después, en 1872, el genio industrial e innovador de los Hnos. Clark, crea el Telégrafo Trasandino que establece la comunicación telegráfica alámbrica con Argentina y el resto del mundo. Posteriormente, los mismo empresarios inician el Ferrocarril Trasandino, el 5 de abril de 1889 con la presencia del presidente José Manuel Balmaceda y, finalmente, en 1910, el riel une el Pacífico con el Atlántico lo que a acarreó un particular desarrollo y progreso a nuestra ciudad.
En 1885, recién Los Andes, consigue ser unida con un buen puente carretero con la margen norte del río Aconcagua. Esta obra de arte, reemplazaba al antiguo y colonial puente de cimbra de Coquimbito. Nace esta gran obra, gracias a las gestiones de las autoridades lideradas por el gobernador David García Huidobro Morandé que se culminan cuando éste es designado Intendente de Aconcagua. Por eso, este puente aún lleva su nombre.
La guerra civil de 1891, significó división y muerte en todo el país. Los Andes no estuvo ajena a ello. Los partidarios de Balmaceda forman el Batallón Andes que toma parte en la mayor parte de la campaña, incluyendo la retirada de la División Camus y las Batallas de Concón y Placilla, sufriendo la derrota a manos del ejército congresista.
Posteriormente, nacen la Fábricas Oso, en 1892 y la Sociedad Industrial de Los Andes, en 1902. Ambas, contribuyen a un renovado desarrollo económico a la zona lo que se une al arribo de inmigrantes italianos, españoles, franceses, ingleses, palestinos y otros que entregan su esfuerzo y trabajo por el progreso del país que los acoge.
Gabriela Mistral vivió y enseñó en el Liceo de Niñas, en nuestra ciudad, entre junio de 1912 y mayo de 1918. Los hermosos paisajes de la zona habrán estimulado su creatividad poética. No en vano, fue en Los Andes donde la insigne poetisa escribió Los Sonetos de la Muerte, que le significaron ser premiada con la Flor de Oro de los Juegos Florales de 1914. Aquí escribió el poema A la Virgen de la Colina, dirigido a la Inmaculada Concepción del cerro de la Virgen; Elegía Serena, escrito al fallecer el Dr. Luis Rosende Lopehandía; y tantas otras creaciones que se esparcieron por el mundo desde esta ciudad.
En esta ciudad, Gabriela fue entrevistada por primera vez para una publicación extranjera por el periodista Gabriel Fagnilli Fuentes. Algunos de sus escritos quedaron en la prensa andina de la época. Gabriela, viajó en trenes excursionistas del Trasandino hasta Caracoles. La poetisa viajaba frecuentemente a Río Blanco y a la Piscicultura. Fue una mujer que amó las montañas, nuestros paisajes y nuestro entorno.
El progreso de la zona ha sido logrado por la gestión, entre otras, de los Hermanos Clark geniales constructores del Telégrafo y del Ferrocarril Transandino ambos emprendimientos audaces que vencieron los Andes, uniendo Chile con el mundo. La industria de componentes automotrices, minera y agrofrutícola; cerámica artesanal, emplean a muchos trabajadores que, con su esfuerzo mancomunado, contribuyen al bienestar y al progreso de la zona y de la nación.
Las bellezas naturales de la zona representadas mayormente por el sol y la nieve de Portillo, uno de los mejores centros de esquí del mundo, el imponente escenario cordillerano que la rodea. ¡Pocas ciudades en el orbe, pueden ufanarse de un entorno natural tan maravilloso e imponente! También contribuyen a encantar al visitante el hermoso santuario de Sor Teresa de Los Andes, en Auco. La existencia del Antiguo Monasterio del Espíritu Santo y su modesto museo, son así mismo, hitos destacados en el camino de Teresita, que han contribuido a dar a conocer nuestra zona. Por otra parte, conviene destacar que, el gran fotógrafo andino don Ramón Albornoz, fue quien tomó la primera fotografía de la futura santa, vestida de religiosa carmelita, inmediatamente antes de ingresar al monasterio del Espíritu Santo de Los Andes, en 1919.
La ciudad adopta el actual escudo de armas por acuerdo municipal de fecha 24 de noviembre de 1949. Esta gestión fue liderada por el alcalde Alfonso Ramírez de la Fuente. En este blasón están representados: la Cordillera de los Andes, sus campos, el río Aconcagua, Santa Rosa de Lima, el sol y tres castillos tomados del escudo de armas de su ilustre fundador. Por iniciativa del alcalde Octavio Arellano Zelaya, en 1993, con motivo de la canonización de Santa Teresa de Los Andes, se resolvió agregar a nuestro blasón, una estrella por quien nació a la santidad en nuestra tierra andina.
Mucho se puede decir de nuestra pequeña Patria andina, de su empuje, de su gente, de sus pioneros y emprendedores, de su pasado, de su presente y de su futuro. ¡Es tarea de todos luchar para que su progreso continúe, sustentablemente, adelante!
En esta noche serena y fría, contemplamos esta muestra de reproducciones de antiguas imágenes fotográficas de esta ciudad y su entorno que nos son tan queridos. Ha sido el trabajo de fotógrafos, tales como, Antonio Torrecillas, Pierre Emile Garreaud, Félix Leblanc, Ramón Albornoz, Luis Miniño y de otros que, entre Marcelo Mella y quien les habla, hemos querido ofrecer para presentar una muestra gráfica de nuestro pasado. Mostrar una ciudad, bella y amable, que apreciábamos en franco progreso y que, hoy, debemos mantener cuidando su ambiente, su limpieza para que todos quienes viven aquí puedan disfrutar de lo que hemos disfrutado: de su belleza y de ese marco escénico cordillerano majestuoso con que Dios nos ha premiado.
Por otra parte, cabe demandar de nuestras autoridades la elaboración de proyectos importantes para nuestra ciudad que tengan la significación necesaria como para que la población, entre otros, ostente dignamente: un gran edificio para los servicios públicos, un moderno edificio que albergue digna, cómoda y adecuadamente las diversas dependencias de Municipalidad; un hermoso Museo del Ferrocarril Transandino; un Museo Histórico de la ciudad, que ya cuenta con un edificio de la Gobernación restaurado y que ya acusa el descuido y el daño provocado por elementos que hacen alarde de su incultura e ignorancia.
¡Dios quiera que los andinos lo cuiden y respeten como gran y hermosa obra arquitectónica, sin cubrir sus venerables muros de rayados y de carteles!
Todos son aportes a la cultura, al progreso y a la educación, que constituyan un real aporte para que nuestra ciudad ostente una infraestructura digna y acorde al progreso del país. Creemos necesario llamar a las autoridades y a todos los andinos, a sentirse orgullosos de haber cobijado a Gabriela Mistral, la primera mujer Premio Nobel americana. Por tanto, debe convertirse en prioridad la adquisición y recuperación de la casa que la diva de las letras, ocupó en Coquimbito. ¡No perdamos más tiempo!
La ciudad, no puede ser contaminada visualmente por múltiples tendidos de cables aéreos que deterioran su aspecto por lo que deben emprenderse movimientos que fortalezcan las gestiones municipales que busquen su tendido subterráneo. Sabemos que no es fácil lograrlo. Otras ciudades ya lo han hecho y no debemos ser menos. Debe involucrarse a los parlamentarios en generar la legislación que permita alcanzar este objetivo.
Ante el bicentenario de Chacabuco, batalla que consolidó la libertad de nuestra nación, la ciudad, bajo el liderazgo de su alcalde Manuel Rivera Martínez, celebró con dignidad y solemnidad inolvidables, un acontecimiento tan trascendente, a pesar de las imposiciones de la cúpula, que, por ejemplo, debieron festejar una fecha que no correspondía a la fecha de la liberación de la ciudad por las fuerzas de las Heras. La batalla de Chacabuco que enfrentó a los efectivos del Ejército de los Andes (al mando de San Martín, Soler y O’Higgins) con las fuerzas realistas de Maroto, tiene una importancia que no debe olvidarse. Ojalá, se devolviera el monumento a la Victoria de Chacabuco, inaugurado en 1914, y trasladado a la esquina de avenida Perú y Santa Teresa, a su ubicación original, devolviéndosele su aspecto primitivo que podrán apreciar en algunas de las imágenes de la muestra. Por otra parte, la memoria y figura de San Martín, debiera ser honrada adecuadamente colocando una placa conmemorativa. Por otra parte, la pequeña calle que lleva su nombre, no está a la altura de su obra liberadora. Aprovechando esta tribuna, me atrevo a proponer que la avenida República Argentina, lleve su nombre en homenaje al comandante en jefe del Ejército de los Andes que nos dio la libertad.
¡La gratitud, señoras y señores, realza la nobleza del alma y engrandece el espíritu de los hombres generosos!
La preocupación por el progreso de nuestro terruño, por el aseo y ornato de la ciudad, por el respeto de nuestros edificios y monumentos, por el medio ambiente, por la calidad de vida y por nuestro futuro, son temas y preocupaciones, que no deben estar ausentes en las diarias actitudes y reflexiones, en la formación pre-básica, básica y media de la niñez y juventud, sobre todo, en un momento en que estamos celebrando un nuevo cumpleaños de ésta, nuestra bendita tierra amada».
