Por Dr. Christian Smith G., Académico Escuela Medicina U. Andrés Bello
La aparición de casos de Sarampión en nuestro país ha traído nuevamente a la discusión pública el tema de las de enfermedades prevenibles que se consideraban controladas.
Tras años de una política de salud pública ejemplar para el continente, que incluye el Plan Nacional de Inmunización, nuestro país había logrado eliminar el sarampión en 1992. Mientras que América Latina pudo declararse libre de contacto autóctono recién el 2016.
En estos últimos dos años, hemos observado un brote de enfermedad en nuestra región, llegando a más de 9 mil casos confirmados en el 2018, donde Venezuela y Colombia han sido los países más afectados. Este fenómeno puede estar producido por varios factores, el más importante es el desabastecimiento de vacunas del sistema de salud venezolano que ha impedido la vacunación de la población y su migración masiva a países de Sudamérica especialmente a su vecino, Colombia.
Hasta ahora, todos los casos confirmados en Chile se consideran importados, pero aparece la amenaza de contagio interno. Ante esto, lo más importante es intensificar la campaña de vacunación, que en los últimos años ha perdido cobertura por la influencia de grupos antivacunas que difunden sus creencias especialmente por redes sociales. Si bajan las coberturas de vacuna a niveles de perder la protección que dan los vacunados a los no vacunados, podremos enfrentar un brote en nuestro país.