SENSACIONES AL ENVEJECER

SENSACIONES AL ENVEJECER

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Ps. Víctor Cortés Zapata

Los sucesivos Censos efectuados por el Instituto de Estadísticas Nacionales (I.N.E.), muestran el rápido incremento del envejecimiento poblacional, que para el 2025, los mayores de 60 años de edad, se proyecta, representarán un porcentaje cercano al cuarto de la población, superando al grupo etáreo de 15 años. Dicha proyección está directamente relacionada con el aumento de la expectativa de vida al nacer, que habiendo sido de cincuenta años a mediados de la década del ’50 en el siglo pasado, hoy supera en promedio los 80.

Tal cuadro de crecimiento de la vejez, trae consecuencias socio-sanitarias, a las que se refiere el Ministerio de Salud (MINSAL, 2010), en el ámbito del aumento en la prevalencia de la dependencia física (24,1%) y de demencia, en mayores de 65 años. Precisando, entre el 5 y el 8% de la población mayor se ve afectada por esta última patología mental, condición que se duplica cada cinco años, a partir de los 60 años, llegando a afectar a un 30-40% en mayores de 80 años.

Este contexto determina la necesidad de un abordaje en políticas públicas dirigidas a asegurar la mantención de la calidad de vida de una población mayor significativa y diversa en su condición socio-económica, considerando sub-sectores en estado de pobreza, adicionado un no menor segmente en extrema pobreza, relegados a vivir en hogares de acogida ó, sencillamente,abandonados a su suerte en las duras condiciones de calle. Este último sub-grupo de adultos mayores en estado de abandono, alcanzaría un número de 568 mil personas en el país, de acuerdo a estudios proporcionados por la Fundación de Ancianos Villa Padre Hurtado.

Siendo su naturaleza sociológica de mucha mayor profundidad, esta nota se quiere enfocar, sin embargo, en fenómenos que emergen a veces con fuerza obsesiva en el mundo interior de la persona mayor. Así, a la inescapable gradual pérdida de la memoria inmediata a inicios de los 40 años de edad, proceso acelerado o retenido según hábitos de vida personales, se suman otras limitaciones referidas a fallas sutiles en habilidades de destreza manual, las que menguan en su eficacia, a lo que se agregan relativas dificultades en la interacción entre generaciones, en que no pocas veces se tiende a deslegitimar opiniones de personas mayores, todo lo cual se convierte en una cierta sensación de un cuasi derrumbe colosal de todo aquello que, inconscientemente, representó la base bio-psico-social de nuestro yo, como símbolo de nuestra identidad, soporte de nuestra subjetividad, esto es, de aquello que es propio de la persona, de la individualidad única de cada hombre o mujer.

¿Es posible compatibilizar el natural envejecimiento manteniendo un corazón joven? …Así, por lo menos, lo cantó La Voz “Young at Heart”(permiso por la licencia)…No siendo precisamente el corazón la sede de la mente, sin embargo, sigue simbolizando la residencia de nuestros más nobles y también de los otros, principios e ideales. Si nuestro corazón bombea sangre purificada, haciéndola circular a través de vasos, venas y arterias no tan juveniles, pero tratados saludablemente, nos conservaremos bien para seguir sosteniendo metas y proyectos personales, siendo generosos en la transmisión de experiencias virtuosas de vida a nuestros nietos, tarea que nos gratificará expandiendo el necesario sentimiento de ser útiles hacia nuestros más próximos y también a nuestros más lejanos.

No está demás recordar algunas medidas paliativas, en orden a mantenerse lector, como entrenamiento para la actividad mental, integrarse como partícipe o cercano a organizaciones sociales o grupos de entretenimiento diverso, reunirse con los amigos y con los no tanto –volver a ser niños o jóvenes compartiendo, es un gran remedio para el humor-, ejercitar los músculos caminando, bailando, despeinándose de la tradicional cordura, amar y disfrutar ampliamente de la naturaleza y el arte musical, pictórico, y hasta trabajar una huerta si así es posible o darse un placer con la artesanía. En otras palabras, cultivar la belleza, tener un perro fiel …Y por último, no olvidar de reir … como sana filosofía de la vida. La experiencia vivida otorga sabiduría popular a todos los mayores, por igual y, por lo tanto, mucho té y simpatía.

viejitos

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