Por: Dr. Héctor Trujillo G., Pedagogía en Educación Física, Universidad Central
Entre el 2 y el 20 de noviembre de 2015 se llevó a efecto la medición de la condición física de los estudiantes de octavo básico del país. Fueron medidos 9.568 estudiantes de 309 establecimientos educacionales.
Para su evaluación, se utilizaron pruebas de índice de masa corporal (antropométricas) y de rendimiento muscular (abdominales, flexo-extensión de codos, test de Well y Dillon adaptado, test de Cafra, entre otros).
Sin embargo, cuando se crea un sistema para medir la calidad de un proceso, se requiere previamente conocer su significado, algo no fácil de resolver. Cabe preguntarse entonces, ¿Qué es calidad de la educación? Para algunos, una educación de calidad, es aquella que proporciona los mejores recursos humanos, de infraestructura e implementación para que los alumnos aprendan. En mi opinión, tal vez la definición más medible es la que señala que la calidad de la educación, es la que posibilita el logro de los aprendizajes esperados por los alumnos del sistema.
Sin duda que la calidad no es fácil de consensuar, ni entre los especialistas ni en la sociedad. Pensamos que la educación física es la educación de la persona a través del movimiento. Ello implica, expresiones culturales de naturaleza motriz como los deportes, los juegos, las danzas folclóricas y la condición física de las personas, todo íntimamente relacionado con la salud y el potencial propio de cada sujeto.
Pero también, la Educación Física transmite respeto a los pares, responsabilidad en el compromiso social, la voluntad de vencerse y el control de las emociones, todos ellos, objetivos que van en función de la persona como componente de la sociedad.
Con preocupación recibimos los resultados de la condición física de los escolares de octavo año, resulta conveniente preguntarse: ¿Cuáles son las posibles causas de este deterioro?. Algunos de los factores internos del sistema educativo pueden ser, en términos hipotéticos: la no realización de las clases de educación física para destinar este espacio de tiempo a otras asignaturas; la ingesta no saludable en los recreos, aumento de licencias médicas para evitar las clases y la desvalorización institucional de la educación física.
Entre los factores externos a las escuelas y colegios, se pueden plantear las siguientes hipótesis: Recarga publicitaria para consumir alimentos no saludables; ignorancia familiar respecto a la ingesta saludable; ausencia de hábitos de vida activa y motivación de los estudiantes por dedicar gran parte de su tiempo a los juegos virtuales.
El SIMCE sólo mide una parte de la educación física, como es la resistencia, fuerza muscular y flexibilidad. Esperemos que en futuros estudios se considere también este enfoque humanista, ya que podremos evaluar la adquisición de hábitos deseables para la vida ciudadana de las personas y por consiguiente valorar el rol de esta disciplina.
En conclusión, el SIMCE en educación física, no mide calidad, lo que mide es la condición física de los escolares.