Por: José Ramón Toro Poblete, profesor
Difícil es referirse al doctor y científico en física Stephen Hawking quien inició su viaje al Infinito que tanto le apasionó y estudió. Difícil porque soy humanista y no científico y, mi mirada será la de un humanista.
“El Universo es Infinito pero Limitado”. Fue una de sus afirmaciones que me permitió iluminar mi fe con la razón y ciencia, abriéndome un gran ventanal hacia el Infinito.
Usted, podrá encontrar muchas frases de este gran científico que irán apareciendo de modo vertiginoso y, extinguiéndose en el tiempo en la medida que la humanidad olvide su paso por esta vida. En fin.
Sus descubrimientos nos abrieron paso al Infinito.
Desde su silla de ruedas, nos invitó mirar el cielo y mucho más allá. Nos invitó investigar sobre nuestro origen, sobre el espacio y el tiempo, sobre la historicidad de la humanidad, sobre su fin.
Fue mucho más que un científico porque:
Su inteligencia, no dio espacio a la lástima.
Su inteligencia, destronó el culto al cuerpo, la apariencia y la belleza.
Su inteligencia, le hizo digno y plenamente persona humana.
Su inteligencia, le hizo admirable.
Su inteligencia, le permitió comunicar lo que humanamente era incomunicable.
Su inteligencia, estuvo al servicio de la humanidad.
Su inteligencia, fue generosa (quería que todos sus escritos estuviesen en los kioscos de las esquinas, al alcance de la mano de todos).
Su inteligencia, hizo creíble una verdad de San Pablo: “llevamos un Tesoro en vaso de barro”.
Su inteligencia, fue humilde y no arrogante.
Su inteligencia, fue recta y noble.
Su inteligencia, estuvo al servicio de la verdad.
Su inteligencia, fue inteligente.
Ante esta realidad, me surgen muchas preguntas pero, solo enunciaré dos.
¡Dos solamente!
¿Qué hace usted por su inteligencia?
¿Qué hace usted con su inteligencia?
Que sea feliz.
