Por: Estanislao Muñoz.
En realidad sobre el tema tenía varias ideas, pero sobre el titulo no me ponía, ni me he puesto de acuerdo, podría ser: Tropecé de nuevo con la misma piedra. Seguimos atajando goles. Perdimos el norte.
La verdad nos hará libres. Comulgamos con ruedas de carreta. La Misericordia y la Verdad se contraponen. Los laicos somos…o nos hacemos. Santa María, ciudad abierta, pueblo sin ley… Iglesia: democracia, absolutismo y participación. Armen líos en sus Diócesis…dijo Francisco (pero no escándalos). Nuestro obispo, tiene Discado Directo o le consulta a alguien.
Tenemos miedo o vergüenza a la verdad. Somos un rebaño pensante, o borregos que siguen al cencerro. El clero…mutis por el foro. Los diáconos… no dan el ancho. Los laicos…damos pena. Hay que arar con los bueyes que se tienen La necesidad tiene cara de hereje Hermosos tiempos para grandes batallas. En fin…todavía no me puedo decidir…
Y todo esto por la llegada de Eduardo Joanon a Santa María para desarrollar su labor pastoral en la parroquia. El primer relato era creíble y estaba en una línea lógica de reaccionar de una joven embarazada, en esos años fuera del matrimonio y de “buena familia”. En esos años, en ese medio, quedas marcada para toda la vida. Nos guste o no nos guste la cosa era así y punto.( Y hoy en día) ¿Ante el peligro de un aborto, una mentira piadosa salva la situación, nació muerta se le dice y se da en adopción y se salva una vida. Hasta aquí, puede que no vayamos muy bien, pero mal tampoco, Proyectamos la vida de esa joven unos años más adelante: llora su pena, estudia, se recibe, conoce y se enamora de otro joven, forma un matrimonio, tiene otros hijos, pasan los años y el recuerdo y la conciencia vuelve a atormentarla.
Le cuenta a su esposo e hijos y surge la duda de la muerte y siempre no falta, el que sabe y cuenta y la verdad sale a flote. Los héroes de ayer, que habían sido el cura y el médico, ahora son los malos de la película, porque la película no era como la habían contado ellos, tan simple como eso. La joven no quería abortar, quería tener su chiquillo, pero había otros en la familia que no querían. Y la historia cae como castillo de naipes. Y nosotros seguimos intentando echar la basura debajo de la alfombra, defendiendo lo indefendible y sacando conejos de un sombrero de copas y encantando serpientes con la flauta. Mal interpretamos la Misericordia, la Verdad la confundimos con cualesquier cosa y ahí estamos, como monitos de taca-taca, nos agitamos, nos agotamos, nos damos vueltas de carnero, pero no avanzamos. Y la verdad, por dolorosa que sea, es tan reparadora, no solo para el que la busca, sino también para su entorno familiar y comunitario.- Por algo, alguien dijo por ahí : “La verdad los hará libres”, según algunos fue un tal Jesús, dicen que era de Nazaret, lo mataron y algunos cuentan que resucito.-