Un total de 13 trabajadores, entre hombres y mujeres, todo personal no consagrado del Obispado de la Diócesis de Aconcagua, fueron desvinculados tras concretarse el despido con fecha viernes 14 de agosto, el día anterior de la asunción del nuevo Obispo Gonzalo Bravo, quien tomó posesión al día siguiente en el Santuario de Santa Teresa de Los Andes. Al respecto, la oficina de Comunicaciones dio a conocer la siguiente declaración:
«1) El Obispado de San Felipe se ha visto en la obligación de terminar la relación laboral con 13 personas, debido a la grave crisis financiera que afecta a la institución, que hace imposible el pago de los sueldos, cuya crisis cada día aumenta a consecuencia de la economía nacional que no logra ser reactivada por la pandemia.
2) Esta realidad y sus posibles efectos, fueron expuestos con detalles a los sacerdotes en el mes de agosto del año pasado, durante la realización de la Jornada de Conducción Pastoral. En dicha oportunidad el obispado expuso la realidad de la situación económica aun sin considerar en ese momento los efectos del estallido social y el covid-19 que fueron posteriores.
3) La crisis económica es de tal magnitud, según fue informado el obispo por parte del ex administrador apostólico, que actualmente genera un déficit mensual de 25 millones de pesos, los cuales han sido cubiertos hasta ahora por ahorros y bienes que tenía el Obispado.
4) La decisión de despedir trabajadores fue adoptada por el Administrador Apostólico con el Consejo de Gobierno de la Diócesis e informada oportunamente al nuevo obispo, a quien se le señaló que se concretaría antes de que él asumiera para que no tuviera que cargar con este peso en momentos en que llega a renovar la iglesia diocesana y a generar nuevos proyectos con nuevos bríos.
5) Todas las personas, incluidas el ex administrador apostólico y sus vicarios, el nuevo obispo y demás personas del Obispado que han participado de algún modo u otro en esta decisión, han expresado el dolor que les afecta esta insalvable medida institucional, sobre todo en momentos tan duros para nuestro país y nuestras familias.
6) Para cualquier instancia de iglesia una medida de estas consecuencias, aunque se trate de una sola persona, siempre implica un dolor especial y un cuestionamiento serio dado el mensaje de justicia social que va implícito en la predica del Evangelio. Ese fue el motivo del aplazamiento de la medida, y se esperó hasta última hora su concreción, con el objetivo de asegurar plena y efectivamente el pago de todos los derechos que corresponden a los trabajadores, lo cual así se realizó.
7) El Obispado desea dejar constancia de su gratitud especial a estas 13 personas porque en su tiempo de relación laboral, cumplieron lealmente con su trabajo, ejercieron con generosidad sus talentos y nos rodearon el ambiente de iglesia con un inmenso cariño.
8) El obispo Gonzalo Bravo, quien asumió sus funciones hoy día (sábado), nos ha instruido actuar con la total transparencia en este caso, por muy dolorosa que sean las verdades. Aseguró que trabajará intensamente para buscar con toda la comunidad diocesana, caminos de salida que permitan continuar la tarea evangelizadora de la iglesia en estos valles de Aconcagua y Petorca.
9) Finalmente, el obispo ha recordado que creará la Comisión Diocesana de Transparencia para los temas de abusos en la iglesia pero también sobre cuestiones administrativas y económicas, a fin de mantener informada a la comunidad y actuar con la verdad como corresponde a los discípulos y discípulas de Jesús».