Por: Estanislao Muñoz.
Juan el Bautizador les decía: el que tenga dos abrigos, que le de uno al que no tiene y el que tenga que comer, que le dé al que no tiene”. Lucas Cap. 3.-
Comentario.
Vamos a hacer un revoltijo de tres ideas motrices en este comentario, pues sería una lástima dejar fuera una de ellas.
La primera está tomada del evangelio de Lucas, el cual pone en boca de Juan el texto arriba anunciado, el cual va directamente y sin rodeos el tema de la Solidaridad. La segunda idea se refiere al periodo de Adviento o de espera de la llegada o nacimiento del Mesías, vale decir Jesús y es un momento de Esperanza. Y la tercera idea es por el Año de la Misericordia, tema que siempre ha estado presente, pues es parte esencial del mensaje de Jesús, pero que no siempre hemos cumplido. Como podemos ver, Juan no se muchas vueltas en el mensaje que tiene que dar: si tienes algo que el otro necesita, dáselo, otórgaselo, entrégaselo. Esto habla de algo más que abrigo y comida, también habla de educación, salud, vivienda digna, salario justo y hasta de Estadio Seguro. La otra idea es Esperanza, porque nos nace el Salvador y hoy clarísimamente nos falta esperanza, de todo nos quejamos, a todo criticamos, no le creemos a nadie, todos son sinvergüenzas.
La colusión fue hasta en los preservativos, pues de 10, solo 7 pasaron el control de calidad. Y el último tema que nos compete hoy, la Misericordia, tema que será central en lo que resta del año hasta el fin del 2016.
Estas tres ideas se pueden resumir en: Servicio, pues Jesús nos dice muy claro: “Vine a servir, no a ser servido, Vine a salvar, no a condenar, y se nos agrega: “Tanto amo Dios al mundo, que nos envió a su hijo único”. Servicio es entrega, darse, es mano extendida, puesta abierta, el que no juzga, ni condena y ama sin medida, el que lucha en un mundo marcado por la indiferencia, el maltrato la violencia, los atropellos a la dignidad de las personas. Los camioneros de la Araucanía se quejan porque les queman sus camiones, los mapuches no tenían donde ni a quien quejarse, cuando “Pacificamos la Araucanía”, no fue bueno ayer, no es bueno hoy. Y que hacemos fuera de quejarnos y echarle la culpa al otro, a la autoridad de turno. Siempre es más fácil “mirar la paja en el ojo ajeno”. Nuestras cúpulas eclesiásticas están pesimamente evaluadas, con razón y sin ella, como todo lo que huela a autoridad.
Este año de la Misericordia, de la Esperanza, de la Solidaridad, del Servicio, pienso que la semilla está en la base, en la persona, en la familia, en la comunidad parroquial, en el accionar en el barrio, en la pega, en el grupo, en la patota, en el círculo de amigos. No creo en los cambios de arriba para abajo, los creo al revés. Francisco en Roma a hecho cambios, pero para acá no hay chorreo, recuerdan cuando dijo: “Hagan líos en las Diócesis” y aquí no ha pasado nada, como si todo estuviese bien. Por ello este año de la Misericordia tendrá que ser de servicio al otro, servicio en su sentido más amplio y completo. Tolerancia al otro y exigencia personal. Quiero terminar este comentario, bastante desparramado, pues son más las ideas que la capacidad literaria, con una frase de no sé quien, el cual dijo: “Hagamos lo que tenemos que hacer y no critiquemos a los que no lo hacen”., y que el compañero Jesús nos acompañe.-