Por: Isabel Pavez, Facultad de Comunicación de la Universidad de los Andes PhD Medios y Comunicaciones London School of Economics and Political Science
Señor director: En las últimas semanas se dio a conocer la viralización del mal llamado “juego” de la ballena azul, que incita al suicidio adolescente. También se lanzó recientemente en Netflix la serie “13 Reasons Why”, que aborda la misma temática en un colegio estadounidense.
Percibo el peligro que implica enfocar la discusión hacia internet como gatillante o responsable del fenómeno, cuando es otra la discusión que debiera primar. En la literatura se ha descrito internet como un conjunto de posibilidades, donde cada usuario en función de sus intereses, necesidades y habilidades hace uso de los elementos que compone la red. En ese sentido, es posible encontrar en una misma plataforma una serie oportunidades y desafíos, que varían según estos parámetros.
Es importante resaltar este aspecto, porque nos habla del contexto social y cultural donde estas se insertan y que determinan en parte su utilización. Entonces, es posible argumentar que cuando hablamos de temas tan delicados como el ciberbullying, suicidio adolescente, u otro de esta naturaleza, hay otros elementos que entran en juego, y que traspasan con creces su aspecto tecnológico.
Quizás es momento para dejar de hablar de los niños y jóvenes como nativos digitales, porque este uso va más allá de que sean capaces de acceder y manejar una aplicación. Implica habilidades, criterios, capacidad de discriminación, entre otros. Hoy hay una valiosa oportunidad para reflexionar sobre el rol de Internet y las redes sociales en la vida diaria de las familias, y más allá del pánico que estos temas puedan provocar, pueden permitir desarrollar herramientas que ayuden a enfrentar estos y futuros desafíos en la materia.
