Por tercer año consecutivo Chile cayó en el ranking del nivel de inglés, al ubicarse en el lugar 46 entre 88 países y descendiendo diez puestos en relación a 2015. Para la profesional de la Red Internacional de Colegios Cognita, Tatiana Bustos, la clave para revertir esta situación radica en el aprendizaje temprano del idioma.
Según los resultados del último estudio sobre el nivel de inglés de los chilenos, realizado en octubre de este año por EF Education First, son desalentadores puesto que Chile ocupó el lugar 46 entre 88 países analizados, lo que corresponde a un manejo bajo del idioma y descendió diez puestos en comparación al mismo estudio de 2015.
Dentro de Latinoamérica, Chile se ubica en el quinto lugar, superado por Argentina, Costa Rica, República Dominicana y Uruguay.
Para la experta en enseñanza de este idioma de la Red Educacional Cognita, Tatiana Bustos, la clave del problema radica en que para obtener buenos resultados el aprendizaje del inglés debe comenzar en las etapas iniciales de la enseñanza (primer ciclo o pre escolar). “Mientras a menor edad se inicie mejores son los resultados, y aquí hay que hacer una diferencia entre ser bilingüe y aprender un idioma extranjero, ya que con el primero se aprenden habilidades claves, como la capacidad de pensar en el segundo idioma, lo que sólo es posible a través de un programa bilingüe que desarrolle destrezas sociales, académicas y lecto-escritura”
Agrega la profesional que es habitual que “en Chile se confunde el bilingüismo con el hecho de aprender inglés”, recalca.
Dice que la diferencia entre un colegio que enseña inglés como idioma extranjero y un establecimiento bilingüe es que este último alcanza niveles de proficiencia en la lengua cercanos o similares a un nativo, más allá de sólo las destrezas sociales básicas.
“Ser proficiente tiene su raíz etimológica en proficĭens, un vocablo latino que se utiliza para calificar al sujeto que logra un progreso o que consigue aprovechar alguna situación. Alguien proficiente es un ser humano aventajado adelantado. El uso más habitual de este concepto se encuentra vinculado a la capacidad para aprender y utilizar un idioma extranjero”, señala.
Beneficios del bilingüismo
Según Tatiana Bustos, los beneficios de una persona bilingüe son múltiples: “Una mayor habilidad cerebral en la toma de decisiones y en las tareas que realiza el sistema de control ejecutivo ubicado en el lóbulo frontal, donde encontramos el pensamiento flexible y la resolución de problemas. Ello debido a que para cada palabra tiene dos o más conceptos. Mejora también su capacidad de pensar y comunicarse para procesar información en otro idioma y acceder a mejores posiciones laborales, así como interactuar con otras culturas”.
Mientras menor sea la edad para comenzar a aprender un segundo idioma, las ventajas son mayores debido a que existe lo que se llaman “periodos de oportunidad” para que los niños almacenen y procesen dos idiomas en senderos cerebrales paralelos. “Desarrollan un segundo sistema de lenguaje junto al primero y aprenden hablar ambos idiomas como si cada uno de ellos fuese su lengua materna”, sostiene.
El primer “periodo de oportunidad” se encuentra entre el nacimiento y los 3 años, cuando está aprendiendo su lengua materna. El segundo entre los 2 y los 7 años, donde aún son capaces de procesar varios idiomas en senderos paralelos. “Después de la pubertad los idiomas nuevos se almacenan en una zona diferente del cerebro, por lo que tienen que traducir o usar su lengua materna como camino para llegar al nuevo idioma. Si los padres no pueden exponer al niño al segundo idioma desde su nacimiento, el mejor momento para comenzar a aprenderlo es durante la educación preescolar”, concluye la experta.