TENEMOS QUE HABLAR!! Derrame de Codelco, el cambio depende de nosotros.

TENEMOS QUE HABLAR!! Derrame de Codelco, el cambio depende de nosotros.

- en Columnistas
1267

Por: Mauricio Navarro Salinas

El jueves recién pasado, a poco de conocerse el derrame de 12 toneladas de concentrado de cobre en el río Blanco, afluente del río Aconcagua, producto del rompimiento de la cañería que lo trasladaba, la indignación e inseguridad se apoderó de quienes habitamos Los Andes, y también el Valle del Aconcagua. No era la primera vez, en otras ocasiones ya se habían presentado derrames, solo que de menor magnitud, y al parecer el mineral no había llegado al río … Ese sentimiento se transformó en un grito que hoy retumba una y otra vez con su eco en nuestro Valle …. YA BASTA!!! … HASTA CUANDO!!!

Se ha puesto en riesgo la agricultura; la flora y fauna del río Aconcagua; 6500 familias estuvieron más de 15 horas sin agua; la inseguridad en torno a la calidad y contaminación de este vital elemento está presente hasta el día de hoy en muchos hogares.

La responsabilidad en este desastre medioambiental sin duda recae principalmente en Codelco, si hubiese existido un adecuado cuidado en la mantención de la cañería cuya rotura provocó el derrame este no se habría producido.

Luego tendremos el resultado del estudio que he encargado a la Universidad Católica de Valparaíso sobre calidad del agua, tanto del río Aconcagua, como asimismo el agua de consumo en casa, para dar un poco de tranquilidad a los hogares; como Municipio ejerceremos las acciones judiciales para evitar se repitan situaciones como está, como asimismo destinada a la indemnización de todos los perjuicios causados; probablemente Codelco desarrolle su investigación y determine causas y responsables; las autoridades se comprometerán sin duda a una mayor y más profunda fiscalización … Pero … Será insuficiente …

La relación entre la Gran Minería y las comunidades locales, ha sido siempre traumática, pues se trata de intereses distintos y en gran parte contrapuestos.

El objeto de la gran minería es la extracción del mineral y su traslado a mercados internacionales al menor costo posible. Es una actividad esencialmente depredadora pues sencillamente se retira el mineral y se comercializa, sin que su proceso productivo contemple una compensación por dicho retiro. Durante muchos años se trató de una actividad carente de toda regulación medioambiental y de protección del entorno, incluso carente de una regulación de seguridad adecuada respecto de sus trabajadores (hoy son muchísimos los casos de personas, vecinos nuestros, que padecen silicosis), y evidentemente sin ninguna relación con el entorno social de las comunidades en que se efectuaba la explotación minera. Paulatinamente el lento proceso de toma de conciencia medioambiental generó el nacimiento de una tímida legislación al comienzo y hoy una claramente insuficiente institucionalidad ambiental. La ley de accidentes del trabajo y enfermedades profesionales también provocó una mayor preocupación respecto de las condiciones de seguridad de los trabajadores, pero exclusivamente por una cuestión de costos “a mayor accidentabilidad mayor cotización del empleador”. Por otra parte se comenzó a considerar a las comunidades locales, pero ello en atención a la necesidad de mantener un adecuado control social que evite acciones de estas comunidades que entorpezcan el proceso productivo, de ahí el surgimiento de las oficinas de gestión comunitaria en las Mineras.

El interés de las comunidades es distinto, su objeto es el desarrollo armónico e integral de todos y cada uno de sus miembros, con calidad de vida, aire puro, vegetación, vida saludable, educación de calidad, trabajo digno, fomento al emprendimiento, seguridad social.

Se trata sin duda de intereses distintos, uno financiero y otro de desarrollo humano.

Es hora de cambiar esta relación, es hora de que la explotación minera comience a ser real y verdaderamente sustentable, es hora que en sus procesos productivos más allá de sus consideraciones financieras contemple como variables esenciales la seguridad, el cuidado al medio ambiente, el respeto al entorno, las compensaciones por la extracción del mineral, el aporte real al desarrollo de las comunidades locales, la contratación de mano de obra local y su debida formación. Como alcalde no voy a permitir que el derrame de la semana pasada que afectó el agua del río Aconcagua, la flora y fauna, la agricultura, el consumo de agua para la comunidad, sea solo un evento más como los que hemos tenido los últimos años, sea solo una noticia nacional que compitió mínimamente con el Festival de Viña del Mar, es ahora cuando con fuerza y entusiasmo, con los brazos bien en alto y con decisión, podemos y vamos cambiar esta relación entre Codelco, la Gran Minería y las Comunidades y Gobiernos Locales. Solo depende de nosotros.

Alcalde (artículo,foto)

Comenta en Facebook

Comentarios

Quizá te interese

Mis Historias, libro del andino Patricio Bonelli Canabes

Impreso en los Talleres de Gráfica LOM, Miguel