Por: Mauricio Navarro Salinas
Ante los últimos incidentes de daño ambiental protagonizados por Codelco, hemos actuado con firmeza y decisión. No me he quedado indiferente frente a tan aberrante situación. Desplegado en terreno apoyado con mi equipo constatamos la brutal relidad junto a vecinos de los sectores aledaños de la zona precordillerana. Esta realidad sobrepasa los limites de tolerancia para este alcalde. Es inconcebible que el desgarrador impacto ambiental que sufrimos descaradamente quede incólume y se silencie una vez más.
Más allá de las razones técnicas de lo ocurrido, que no lo justifica de ninguna manera, todos y cada uno de los habitantes de nuestra comuna de Los Andes debemos adoptar, integrar y comprometernos a que Codelco sea un vecino amigable, que cambie el trato de intocable e irresponsable a consciente y futurista, por ello debemos adoptar una visión que mire el mañana de nuestra ciudad, de nuestros vecinos y vecinas, también de los propios trabajadores de la minera..
Tengo la convicción que el derecho constitucional a vivir en un medio ambiente libre de contaminación no puede seguir vulnerándose con tal impunidad. No quiero ver Los Andes transformada en una ciudad como Calama o como tantas otras que sin defensa o tras la inconsciencia colectiva han permitido ser destruidas.
Exigo a Codelco que de una vez por todas, realice todas las inversiones que hagan sustentable ambientalmente sus faenas. Quiero para nuestros hijos y los hijos de todos un entorno amigable, árboles en la ribera de los ríos, cosechas saludables, diversidad de fauna en los ecosistemas. Merecemos vivir en armonía no en la destrucción. Esto es urgente también por el bien y seguridad de los propios trabajadores que hoy sufren secuelas severas de malas prácticas y negligencias. Es impostergable una nueva relación con la Minera Estatal por el bien de toda la población de Los Andes y la Región.
Codelco debe generar un nuevo trato, fundado en el respeto al medio ambiente y con una visión de futuro compartida con las comunidades en donde desarrolla sus actividades.
Es preciso llevar a cabo una auditoría ambiental, objetiva, realizada por terceros imparciales, no por la minera y cuyos resultados puedan ser conocidos públicamente, en que se precise cuál es la real situación de intervención del río Aconcagua, del aire, de la tierra, derivado del actuar de la División Andina. A partir de esta auditoría es necesario elaborar un plan de acción, debidamente financiado que permita terminar con todo tipo de contaminación, y que pueda ser fiscalizado por la comunidad. He elevado esta aspiración a nivel de desafío como alcalde de esta ciudad en el presente y si la comunidad lo estima en el futuro en un nuevo gobierno comunal, pues un actuar decidido en esta materia es urgente. Son hoy cientos y miles de personas que viven en la incertidumbre y desamparo más absoluto respecto del actuar de Codelco y las consecuencias para sus vidas y la de sus familias. Esto debe terminar. Hoy Codelco NO ES UN BUEN VECINO.
Lo dije en mi cuenta pública desarrollada la semana pasada y lo reitero categóricamente: trabajaré decididamente en pos de una adecuada fiscalización, exigiendo a los órganos encargados que cumplan su misión legal y constitucional de velar por el desarrollo económico pero, principalmente por el bienestar de todos vigilando que nunca más infringir normas que afecten la naturaleza. Trabajaré decididamente por un nuevo trato que implique un actuar consciente y decidido de Codelco División Andina en resguardo del medio ambiente, que es el resguardo de todos. Me comprometo a reclamar fuertemente una rigurosa nueva legislación en concordancia con el presente que nos pueda garantizar a todos una vida digna y humana, con el respeto máximo al entorno y a las personas. Exijo en representación de la comunidad que las truchas y salmones vuelvan al río Aconcagua, pues eso sería la señal de que Codelco División Andina ha dejado de contaminar nuestro río Aconcagua.
No he estado callado, pero es preciso que en mi voz aparezcan las voces de todos, estuve con el Ministro de Medioambiente exigiendo una norma secundaria que asegure la biodiversidad del río Aconcagua, la comprometió; estuve en Comisión de Recursos Naturales de la Cámara de Diputados solicitando se instruya una adecuada fiscalización de los órganos respectivos, se accedió a ello; División Andina a partir de nuestra exigencias aseguró una inversión de 3.400 millones de pesos para hacer lo que expresamente le pedimos: nuevas tuberías con manga de protección y piscinas de contención, pues el riesgo de un nuevo derrame permanece, exijo que realice las inversiones e informe de ellas a la mayor brevedad.
Pero, a pesar de todos los esfuerzos, esto no es suficiente. Requerimos que de una vez por todas Codelco deje de contaminar nuestras aguas, el aire y la tierra … el logro de esta exigencia es posible, solo requiere voluntad y decisión política.
¡TENEMOS QUE HABLAR!. Un nuevo trato Codelco – Los Andes, es de todos.