Por Eugenio Astudillo Leal
Sin lugar a dudas vivimos tiempos inquietantes. No digo difícil para no sumarme a los alarmistas actuales que lucran creando inquietudes con la re – re – repetición de las noticias negativas del país, las que causan; por las eternas interpretaciones de los polos políticos opuestos que tenemos, que también usan y abusan de estos hechos negativos que cada día se descubren en Chile, gran alarma entre la población pasiva y no beligerante del territorio, sobre la fragilidad, o dura estabilidad, como sociedad en progreso, que tenemos en nuestra patria. Sobre todo, porque sabemos del aun enclenque sistema político y económico nuestro, afectado hasta sus cimientos ahora último, por la reiteradas podredumbres que cada día se descubren, y que afectan, a todos los ámbitos de la administración de nuestro país, dejando en endeble condición de solvencia integral y moral a instituciones que tradicionalmente antes respetábamos, y que ahora nos avergüenzan a todos los chilenos de buena fe.
La crisis moral que pasa y pesa en estos días en la Iglesia Católica; si bien por muchos años se decían chistes al respecto de lo descubierto, ha superado toda la capacidad de asombro de los creyentes nacionales. En lo social, más derechamente en lo institucional, lo que se ha descubierto en Carabineros, aparte de su increíble tema de descontrol financiero del mando superior, se han sumado ahora, varios malos comportamientos operativos que afectan hoy hasta sus niveles más inferiores de su escalafón, que han dejado un sabor muy amargo en los que por muchos años; me incluyo, sacábamos pecho por su correcto actuar. Por otra parte, el tema de los gastos reservados de Ejercito, además de sepultar todo lo bueno que ha hecho en su historia esta rama de la defensa nacional, en especial sus jefaturas superiores, ha creado una tremenda duda en la honestidad del uso de estos dineros que por años se decían, eran destinados a la seguridad de la patria. Y suma y sigue; las diferentes posiciones de las Fiscalías en investigar a fondo respecto a delitos iguales en los financiamientos de partidos políticos, los periódicos impasses en el comportamiento de más de alguno de los “Honorables” del conocido Edificio frente al terminal de buses de Valparaíso, los abusos sexuales de todo tipo y en diferentes instituciones y colegios , el singular cambio de los medidores eléctricos , los acuerdos de precios entre los supermercados, la acusaciones de falta de probidad contra algunos Jueces de Cortes, y toda la infinidad de portonazos, asaltos, balaceras, funerales de narcos, y otros hechos delictuales que nos afectan a toda hora actualmente, nos lleva a pensar, inequívocamente, que vivimos tiempos inquietantes y lo que es peor, estamos tocando suelo.
Esto no es culpa del nuevo gobierno, ni totalmente del anterior, esto es culpa de nosotros mismos, que por años comulgamos con muchos mitos, o ruedas de carretas que eran irreales, sobretodo los referentes a la corrupción y a la confianza. Hace un tiempo atrás escribí una crónica en este mismo Diario, sobre la cultura de los ”vivarachos”, en que daba un alerta sobre este mal nacional que desde hace mucho tiempo sacude ocultamente; a todo nivel, a muchos chilenos, la que por muchos años fue aplaudida por varios progenitores como parte de las habilidades de los hijos, la que hoy, gracias a la tecnología, la era de las comunicaciones, y el cambio social obligado de los connacionales, han quedadas al descubierto, debido a la las grandes promesas no cumplidas en las expectativas de progreso, y a la sinvergüencería y oportunismo de arribistas de altos cargos, nos ha llevado a todos, a anteponer, como corresponde, una gran dudas sobre todo lo que se dice o hace, en la administración general de país-
Lo único malo de esto que el estado de inquietud nos está llevando a una situación de angustias, que en cualquier momento nos puede conducir a confundir a un populistas cualquiera; léase “In Maduro”, como un personaje honesto y promisorio, y lo llevemos junto con un nuevo séquito de vivarachos, a hacerse cargo del Palacio de la Moneda y otros servicios públicos
Una buena solución a este tema, es un cambio profundo en nuestro comportamiento ciudadano y en la otorgación de nuestra confianza en las votaciones. Hoy nuevamente, asistimos a la creación de nuevo movimientos populares, políticos y sociales, los cuales, al parecer no son tan ideológico como antes, pero que a la hora de los “que hubo” recurren a los mismos comportamiento de lo ya establecido, demostrando con eso, que nos quieren llevar en la misma lancha, pero con otros “Honorables remeros”, a un destino aun no precisado, llenos de incertidumbres
Dios quiera que esta situación de inquietud, nos permita discriminar, sobre lo que se puede recuperar de lo hoy cuestionado, adecuar o mejorar de las actuales instituciones dañadas, sin mirar historias o privilegios, solo hacerlas acordes a nuestros tiempo, recursos y controles. Que incorporemos como parte de nuestros hábitos el sentido crítico de las cosas, y que pensemos sobretodo en Chile, en nuestras familias, y nuestro modernismo, y que las diferencias entre el bien y el mal que hemos aprendido con los sucesivos cambios políticos del país y su entorno latinoamericano sean aplicadas conscientemente. No el bien y el mal que se predica en las iglesias, sino no que, las diferencias que hemos aprendidos sobre estos opuestos, en los últimos 50 años, que como chileno hemos pasado.
Por último un solo gran ejemplo: Dejemos de preocuparnos de las anécdotas que pasan en el país, de que el Presidente habla mal, tiene uno a más tics nerviosos, le quedan corta las mangas, repite las cosas, etc. Esto distrae a la gente de lo medular, y lo importante lo transforma en politiquería que no conduce a nada. Como tampoco las invitaciones con faldas largas o corta. Queremos cosas concretas, como el término de las negaciones de legislar temas importantes para la gente, como la reforma tributaria, las de las AFP, el costo del agua y la electricidad, etc. La delincuencia como flagelo social, el narco tráfico, y varias otras miseria actuales del pueblo. Tratemos por fin los grandes temas de fondos, lo que la gente espera, y para los cuales fueron elegidos y no la cantidad de nimiedades diarias, que muchos “honorables” comentan.