Por: Hno. Ángel Gutiérrez Gonzalo
San Marcelino Champagnat nos legó, a los que formamos parte de la Familia Marista, un lema o divisa que resume nuestra espiritualidad mariana: “Todo a Jesús por María. Todo a María para Jesús”.
Creo que vale la pena detenernos hoy y analizar juntos el significado que encierra dicho lema, tantas veces repetido por nosotros los maristas.
Como podemos ver, Jesús está en el centro, es la fuente y la meta de todo. Este primer aspecto de la espiritualidad marista es muy “cristiano” pero implica: no hacer nada para Jesús “sin pasar por María”, pedir todo a Jesús tomando a María como intermediaria, y esperar todo de Él “por medio de Ella”.
Dios entregó su Hijo al mundo por medio de María. Por eso, nosotros queremos hacerla conocer y amar como el mejor camino para ir a Jesús. Así, actualizaremos nuestro lema.
Pero para San Marcelino no existe verdadera devoción a María sin la imitación de sus virtudes. Por tal motivo, nuestra devoción ha de ir creciendo en calidad, en seguimiento de su “estilo”… ¿Cómo? Por la contemplación y la mirada frecuente a la vida de María, la de Nazaret y del Evangelio, se desarrolla el hábito de considerarla, espontáneamente, como “Nuestra Buena Madre y modelo”.
Esta “mirada del corazón” nos hace descubrir y acoger amorosamente, como Ella, la voluntad de Dios, para vivirla con confianza, con humildad, sencillez y discreción. Ninguna circunstancia de la vida (penas, alegrías, trabajos, proyectos, etc.) puede sustraerse a esta mirada. Esto es vivir el Evangelio “al estilo de María”, y llevar a la práctica el “no hacer nada sin consultarla” como aconsejaba el Padre Champagnat. Recuerden que ser miembros de la Familia Marista implica ser un hombre o mujer de esperanza, audaz. Arquitecto de cielos sobre asfalto y ladrillo. Es un enamorado del bien, de la sabiduría y de la belleza.
Queridos integrantes de la Familia Marista: sueñen sin que los sueños les dominen, pero sueñen, porque uno muere cuando renuncia a sus sueños.
Sean creativos para vivir y dar vida. sean Maristas con una rica conciencia social, sean hermanos, hijos y discípulos de Jesús, María y CHampagnat.
No olviden nunca que: ser marista es un estilo de vida.