Teniente coronel Cristóbal Ortega sostuvo que llega a continuar la buena labor efectuada por el comandante Walter Muñoz y a ser un aporte para la Institución.
Un cumpleaños bastante especial fue el que vivió la pasada semana el teniente coronel Cristóbal Ortega, quien celebró un año más de vida asumiendo la jefatura del Centro de Cumplimiento Penitenciario (CCP) de Los Andes, unidad cuya población penal llega a poco menos de 400 personas.
Fiel a la doctrina de Gendarmería el comandante, quien proviene del CDP de Santiago Sur (ex Penitenciaria), asume esta nueva destinación como un desafío y con el objetivo de impulsar el cumplimiento de los objetivos institucionales y trabajar de la mano con los funcionarios de la unidad, población penal y la comunidad andina.
“Lo principal es el personal, el cual tiene un gran compromiso con su unidad, con la Institución y la comunidad. Hay que cuidar nuestro capital humano. La idea es estar en terreno con el personal y con el mismo interno, no hay que dejar de lado lo administrativo, pero siendo bien organizado hay tiempo para estar con mi gente”.
Autodefinido como un funcionario de terreno, el alcaide del CCP da muestras claras de lo que lo suyo es el recorrer la unidad, preocuparse por su personal y dialogar con quienes están privados de libertad. Todo esto sin descuidar el trabajo administrativo propio de quien encabeza una unidad.
“No tengo problemas si es que hay que realizar el desencierro o repartir el rancho. De hecho hoy fui a ver que había de comida para nuestros funcionarios y los internos”. Estas palabras expresadas por el comandante Ortega rigen su actuar. Es por ello que desde el primer día en el recinto penitenciario dio muestras que lejos de una oración se trata de una forma de vida, donde el cuidado y preocupación de su personal, así como el trato directo con la población penal, son parte de su sello.
Proveniente de una familia de gendarmes no es de extrañar que la Institución ronde lo sagrado para este oficial que confiesa como una de sus prioridades “el respeto al uniforme. Mi corazón es de Gendarmería y somos una familia que debe cuidarse. Lo principal es nuestro capital humano”.
TRABAJO CON LA COMUNIDAD
Además del cuidado de su personal y el diálogo con los reclusos, el comandante destaca la importancia que debe tener el continuar con un diálogo fluido con la comunidad. Es por ello que este martes se reunió con el jefe de la Prefectura Aconcagua de la PDI, subprefecto Roberto Fernández, y con Andrea Córdova, docente encargada de la Escuela Inclusiva San Lorenzo, de San Esteban, establecimiento apadrinado por el CCP.
De esta forma, con un trabajo cercano, el nuevo jefe de la unidad andina continuará aportando al crecimiento de Gendarmería esa que, él reitera, “La hacemos todos. Uniformados y civiles debemos trabajar unidos porque todos somos una sola familia”.