Por: Guillermo Zenteno R., presidente Turismo Aconcagua A.G.
Es un lugar común decir que Los Andes está cerca de Todo. A 60 minutos de Santiago, a hora y media de Valparaíso y a cuatro de Mendoza. Esta equidistancia debiera ya habernos traído muchos beneficios para mejorar la vida de muchos coterráneos, pero el avance de nuestra comunidad hacia estados de progreso superiores aún es muy lenta.
¿Por qué nuestros horizontes de progreso integral siempre nos han costado tanto poder materializarlos?
Razones para ello hay muchas, pero todo se inicia por la carencia de que como pueblo no tenemos un desafío común.
Nunca hemos construido unidos, nunca hemos ambicionado juntos una iniciativa cautivadora que muestre un mejor futuro para todos.
Cada andino tiene en su interior muchas aspiraciones y ellas, que debieran ser compartidas y socializadas, quedan sólo en deseos particulares sin poder ser construidas. Ello hace que muchas de nuestras vidas vivan en permanente frustración.
Cómo revertimos esa situación y cómo logramos amalgamar tal vez sólo una de nuestras aspiraciones más positivas a un compromiso como pueblo que se ha puesto un norte y por el cual debiera transitar. Concretar esas aspiraciones más profundas después de ser compartidas, nos abren con mayores expectativas para alcanzar un destino superior al tener un fin común.
NO MÁS DE ESPALDA A LA CORDILLERA
Quienes nos hemos vinculado con el Turismo en el Valle de Aconcagua y hemos amalgamado durante varios años intereses comunes e integrado esfuerzos productivos con varias Oficinas de Fomento del Estado, nos han permitido compartir variadas iniciativas que nos han mostrado claramente que nuestro destino como comuna y provincia de Los Andes está en la Industria Turística vinculada a nuestra Cordillera de los Andes.
Hay valles del país o áreas muy acotadas que han canalizado sus esfuerzos de desarrollo económico y social en el turismo en un objetivo compartido, como por ejemplo, el vino (Casablanca y Colchagua); en la pesca deportiva, las regiones de Los Ríos y Los Lagos; el desierto de Atacama con San Pedro; grupos de comunas de Llanquihue como Puerto Octay, Frutillar y Puerto Varas que se integraron en un plan turístico territorial de gran éxito durante todo el año y también la ciudad de Valparaíso declarada Patrimonio de la Humanidad por sus características únicas en el mundo y que hoy puede perder esa condición por el casi nulo compromiso de la población local con esa enorme distinción recibida por la Unesco.
ALIANZA PÚBLICO-PRIVADA
Por todo lo anterior, Los Andes como comuna y provincia debe asumir el liderazgo en un plan de fortalecimiento de la gran riqueza turística existente y planear un camino de progreso que descanse en su riqueza natural y que abra nuevos causes para emprendedores locales.
Urgente es materializar una alianza público-privada—municipio andino con el gremio turístico privado legalizado—que permita generar un plan consensuado de desarrollo económico y social y que al mismo tiempo trabaje para alcanzar los financiamientos de las iniciativas y actividades acordadas para su rápida ejecución y que además esta acción se proyecte a todo el Valle de Aconcagua.
En Los Andes y Aconcagua hay mucho por hacer pero el objetivo que se plantea debe tener una visión de crecimiento organizado y sustentable. Urge que nuestros atractivos turísticos se transformen en productos asociados a actividades y que éstas concentren nuestra identidad.
Unidos se podrá desarrollar una gestión integral del turismo local al crear una organización que administre gerencialmente las diferentes iniciativas para lograr que la industria turística local tenga un objetivo social y económico para nuestra comunidad. Ese debe ser el compromiso de hoy y a él invitamos a nuestras autoridades.