Por: Dr. Denis Panozo V.
Es una de las dolencias más común de nuestra sociedad, no solo producto del estrés mal resuelto o la mala forma de alimentarse, si no se ha combrobado un factor de herencia genética.
Son lesiones agresivas que nos provocan molestias en el día a día, son defectos de la mucosa gástrica, esta debilidad puede ser familiar, esto explica que un mismo alimento daña a unos y no a otros, por ejemplo hay personas que disfrutan el limón y aliños picantes, para otros es una agresión brutal. Esta diferencia se da porque estas familias poseen un estómago con glándulas que fabrican un exceso de ácido clorhídrico, que provoca un desbalance del medio gástrico, provocando una inflamación de la mucosa gástrica (gastritis), por lo cual al recibir alimentos ácidos e irritantes se potencia el daño y los síntomas aumentan, dolor urente, gases con tendencia al reflujo o al vómito, lo que provoca una mala digestión y un disconfor que provoca mal humor.
Esta alteración al persistir en el tiempo puede originar una lesión ulcerosa, es decir, una herida en la mucosa que provoca mayores molestias, hasta llegar al sangramiento y tener vómitos con sangre o aparecer en las heces como una pasta negra (melena), porque la sangre sufre una digestión en el tubo digestivo.
Se acepta que el estrés emocional contribuye a la formación de las úlceras en algunas personas, a veces el resentimiento, la hostilidad, el sentimiento de culpa y la frustración coexisten con el aumento de la acidez gástrica. Se ha probado que verdad aumenta durante momentos de desiciones difíciles y también en entrevistas tensas, es porque en estas situaciones se produce mayor secreción de ácido que altera el equilibrio del medio gástrico.
Hay otros factores exógenos nocivos que favorecen a que las úlceras gástricas tiendan a convertirse en cáncer, entre esas destacan el tabaco y el consumo en demasía de antiinflamatorios, además se debe cuidarse del exceso de alimentos irritantes (comidas con especias y ácidos), café, té y alcohol.
Las complicaciones son graves, como la hemorragia, la obstrucción que se produce a nivel del píloro válvula que lo une al duodeno, primera porción del intestino delgado. La perforación de una úlcera provoca una peritonitis gravísima.
El diagnóstico es clínico, pero actualmente se tiene la endoscopía, que es la maravilla para tener mayor claridad que esta pasando con nuestro estomago.