Un Análisis Astrosófico de Chile

Un Análisis Astrosófico de Chile

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Por José Alberto López Álvarez, profesor de Castellano
Investigador en Astrosofía
(Primera Parte)

“Es claramente evidente que la mayoría de los eventos de naturaleza extendida extraen sus causas de los cielos envolventes” (Claudio Ptolomeo).

Muchas explicaciones y/o justificaciones de han dado a la situación que afecta a Chile a partir del 18 de octubre del año en curso. Obviamente, hay razones económicas, sociales, históricas y también de la idiosincrasia antropológica tan sui géneris del chileno. Son muchas las variables, algunas tangibles y otras no tanto. Entre éstas últimas, para algunos en los que me incluyo, cobra especial relieve ciertas causas astrosóficas que aseveran que en alguna medida este mundo físico se encuentra necesariamente relacionado con determinados movimientos del mundo superior. Por esto y apoyado por estudios, investigaciones individuales y grupales, y la ciencia informática, presento algunas ideas fuerzas de las causas que habrían gatillado la situación actual del país, desde la mirada astrosófica y la forma en que debemos actuar a fin de lograr el equilibrio nacional.

A MODO DE PREÁMBULO

El 2 de julio del año en curso se produjo un eclipse solar total en Chile, plenamente visible desde una delgada franca en la Cuarta Región de Coquimbo y parte de la Tercera Región de Atacama. Fuimos, junto a la Argentina, los “privilegiados” y grande fue la emoción colectiva desde las 15: 22 (hora de su comienzo) hasta la totalidad del mismo, a las 16: 38 horas. El despliegue turístico fue masivo, se entregaron consejos de seguridad ocular a fin de ser protagonistas del evento del siglo. Esta vez, Chile, el jaguar de América Latina, rugía nuevamente hacia el mundo.

PERO…

Desde la mirada de la milenaria Ciencia de la Astrosofía, y considerando la cosmovisión de la sabiduría ancestral, los planetas de nuestro Sistema Solar ( incluyendo a la Luna) son considerados cuerpos de grandes entidades espirituales, conscientes en el sentido macro y que de alguna manera son portadores de surcos para la humanidad en evolución; desde esta perspectiva, el Sol, dador de la vida física, generoso en su calor y luz, tiene también una misión espiritual, que no es otra que iluminar el devenir de nuestra existencia. Donde hay luz no hay oscuridad y si a pleno día ocurre un eclipse total del luminar se produce el imperio de las sombras y hay probabilidades ciertas que energías oscuras (que no son el Sol) plasmen estigmas tanto individual como colectivamente. Por esta razón, los ancestros se resguardaban ante eclipses solares porque no estaban dispuestos a exponerse a las tinieblas. Actitud diametralmente opuesta a la nuestra, donde el espectáculo masivo impregnó los cuerpos y las conciencias. Más aún, en toda esta euforia colectiva, se llegó incluso a la interpretación del himno nacional, lo que desde el punto de vista astrosófico fue un grave error. El himno nacional es el alma mater, lo que nos identifica como nación e inconscientemente, sin mala intención, lo expusimos a vibraciones estelares desconocidas para nosotros. La semilla estaba plantada y sólo restaba esperar su fruto. (continúa el lunes)

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