Por Fernando Prieto, gerente general de Pixarron
Señor Director:
«Mucho se ha discutido sobre la necesidad o conveniencia de “retornar a clases” presenciales. En la discusión se mezclan aspectos académicos, tecnológicos, sicológicos, sociológicos, sanitarios y políticos. Pero juntar todos los argumentos hace difícil un consenso. Sugiero analizar la situación a la luz de nuevos paradigmas que se han comprobado en esta pandemia.
Para aprender el currículum del Mineduc, no es necesario hoy ir a un establecimiento. Existen sistemas tecnológicos personalizados, que además de nivelar brechas específicas de cada estudiante, posibilitan los aprendizajes en menor tiempo y con mayor precisión que en clases presenciales. Además, permiten que el profesor participe como mentor, monitoreando en tiempo real los avances de sus alumnos, motivándolos, apoyando a los que les cuesta, e incorporando nuevos temas en la comunidad de aprendizaje. Todo esto, con tecnología montada sobre un celular con conexión a internet, lo que tiene sus desafíos, pero manejables.
Lo anterior, podría en parte solucionar el aspecto sicológico de los estudiantes. El estrés y agobio tienen varias causas. Una es sin duda, el aislamiento, pero otras muy importantes son, el cansancio por largas horas frente a la pantalla; y la imposibilidad de engancharse con los contenidos. Eso, sumado a la frustración del casi 50% de alumnos que reconoce no haber aprendido nada o casi nada este año. Si solucionamos inteligentemente que los estudiantes obtengan los aprendizajes, puede que el estrés y la frustración no desaparezcan, pero sí, que disminuyan.
En cuanto a lo sociológico y sanitario, ciertamente no es fácil que los alumnos tengan un espacio para socializar, sin riesgos de contagio. La escuela es una buena alternativa, pero no es la única. Planes organizados de uso de lugares comunes para socializar y jugar ya se aplican, y funciona.
Dicho lo anterior, parece ser que el principal aspecto desafiante en la discusión sobre el retorno a clases es el político. Siendo evidente que hay soluciones factibles en cada materia, se hace difícil entender el eco político en perjuicio del desarrollo de nuestros niños».