Por: Ps. Víctor Cortés Zapata
Al finalizar un período de tiempo como es el del transcurso de cada año que termina, despierta y moviliza en el espíritu humano, la tendencia a ponderar los doce meses transcurridos en los ámbitos más personales, como asítambién, ampliando la mirada, considerar lo acontecido en la realidad nacional, desde una perspectiva integradora y ciudadana, en el avance o retroceso de los campos social, político y económico en que nos desenvolvemos. Al así hacerlo, ello nos conecta inevitablemente con la mundialización cultural como consecuencia del fenómeno universal de la globalización económica, caracterizada, entre otras materias, en que los capitales se invierten en aquellos países donde convenga, considerando el menor costo de la mano de obra. Esta realidad económica conlleva una precariedad laboral no solo de la clase trabajadora manual, sino también del no menos numeroso sector profesional de todos los campos de la producción y servicios del país. Dicha realidad mundial, responde a la revolución que ha significado el explosivo avance científico de la informática y la tecnología, con impacto directo en los sistemas productivos, comerciales y de relaciones laborales, que debieran significar un progreso constante de la sociedad universal. Asì debiera ser, pero desgraciadamente no lo es. Sòlo considerando el análisis del fenómeno social de las migraciones a nivel mundial, como la trágica ocurrencia de la actual guerra en el continente asiático con Siria caóticamente desmembrada, o el hambre sufrida por grandes masas de africanos que deambulan sedientos, harapientos y sufrientes, con niños y mujeres desnutridos y enfermos, hacia países europeos que están imponiendo barreras a su ingreso, a todo lo cual se suma la insistente y declarada xenofobia y racismo, junto a la denuncia de los Tratados Internacionales de que ha hecho gala el futuro presidente D. Trump, causando la justa preocupación mayoritaria de los países del orbe. Lo señalado hasta aquí, constituyen factores dolorosos que afectan y afectaràn a toda la humanidad.
Aunque paradojal, tengo la intuición esperanzada que, enfrentado el último tercio del trabajoso gobierno, y respondiendo a las legìtimas aspiraciones expresadas en las calles de Chile por los movimientos sociales por educación gratuita y de calidad, por un cambio radical en el sistema previsional que asegure pensiones dignas que garanticen salud, vivienda y básica y humana calidad de vida, por una participación fundamental y necesaria del Estado en el sistema de construcción y adquisición de viviendas de costo real y no como el abusivo cobrado por las actuales inmobiliarias, considerando, además, la participación real de los pobladores organizados, utilizando además el probado sistema de cooperativas de vivienda de los tiempos de Frei y Allende, las bases políticas, en un gesto de consecuencia, desprendimiento y nobleza, que apoyan el programa de reformas y la gestión de la valiente mandataria, la que ha reafirmado su, inclaudicable tarea de reformas necesarias para el mejoramiento de la calidad de vida de nuestro sufrido y abnegado pueblo, sabrán jugar el papel que con entusiasmo y convicción abrazaron una vez formulado el programa de trabajo para el período presidencial. De la oposición, habrá que encomendarse a algún espíritu aún desconocido, para que alguna vez deje de ser el obstáculo infranqueable del más mínimo avance social, usando su persistente demagogia con la que confunde maliciosamente a la opinión nacional e internacional, mediante la utilización casi monopólica de prácticamente todos los medios periodísticos y audiovisuales de los que son sus dueños y controladores.
El universo emocional es rico, variado y complejo. Todos tenemos distintas y necesarias percepciones sobre todas las materias imaginables. Quiero decirle al amigo/a, que siento mucho la muerte de Fidel Castro; sé que no pocos de mis mejores amigos, no lo valoran ni tampoco valorarán su épica de transformar un pueblo analfabeto en un pueblo culto, que tiene una salud y educación de alto nivel con maestros educadores y profesionales de la salud, ayudando en más de 70 países del mundo. Su desaparición constituye uno de los acontecimientos más trascendentales del siglo 21. Aun así, lo mejor del año ha sucedido y sucederá con mi mujer, mis hijos, mis nietos, mis familiares, e indudablemente con mis apreciados amigos y amigas de todos los tiempos vividos, especialmente los de infancia y adolescencia. Salud 2016. Bienvenido 2017.