Exequiel, no solo brilló por su especialidad, sino que también por su personalidad solidaria que lo destacó como bombero y por su gran generosidad humana, ya que junto a su esposa Teresa Vilches (QEPD) hicieron un apostolado en criar y proteger a varios niños necesitados de su barrio, aparte de sacar adelante a sus tres hijos legítimos, que les sobreviven.
A mitad de la década del 50 del siglo pasado, un joven e inspirado aspirante a voluntario, abrazó la causa bomberil andina como participante en la Segunda Compañía de “hachas y escalas” de entonces, en donde destacó siempre por su disposición y calidad de servicios, ocupando por eso varias veces los cargos de teniente, capitán de compañía y comandante del Cuerpo de Bomberos de Lo Andes, alcanzado además por sus méritos y años de servicio los cargos honorífico de Director Honorario, y Bombero Insigne de la institución. Todo por sus más de sesenta años de servicio a la causa de los caballeros del fuego».
Su deceso ha conmocionado a muchos de sus discípulos bomberiles, que fueron direccionados y enseñado por su gran ejemplo de bombero y ciudadano andino.