Por: Guillermo. Zenteno R.
En medio de la cotidianidad de nuestra ciudad en que cada cual se desvive con sus afanes que muy pronto serán el piso para mirar hacia otros objetivos, muchas veces no nos detenemos para conocernos, darnos el tiempo para interesarnos en el quehacer de los demás, especialmente en el de algunos andinos cuyos aportes culturales son destacados muchas veces afuera de nuestra ciudad que por nosotros, los propios coterráneos.
Señalo lo anterior, al reiterarse hace algunos días en El Mercurio de Santiago, por medio del crítico literario Camilo Marks (domingo 20 de noviembre), la creación poética de nuestro vecino Raúl Rivera, quien hace unos meses fue señalado en otros comentarios periodísticos tanto locales como nacionales, como el poeta olvidado de las letras nacionales.
Su figura maciza desmiente sus 90 años en su caminar por nuestra ciudad. Amigo de rutinas diarias especialmente su tradicional café en Las Casas cerca del mediodía, junto también a otro puñado de clientes que a esa hora hacen un alto en la jornada matinal para disfrutar de la amistad o simplemente vivir. Su aparente carácter introvertido muta a un ameno conversador, rico en anécdotas y agudos comentarios sobre personas y situaciones andinas.
En la edición de su obra, “Remedios Caseros”, publicada por la editorial de la Universidad de Valparaíso que reúne toda su poesía y que el crítico Cristián Warnken en el prólogo de la misma no sólo se siente sorprendido y admirado por su poesía, sino que indica que fue hechizado de inmediato por ella, no por su magia verbal, sino por la ausencia de trucos, por la limpidez inusitada y por la frescura de sus versos. Warnken derrocha en el prólogo una admiración total por el poeta “traspapelado” y excluido del canon de la poesía chilena.
Camilo Marks, con motivo de la publicación “Memorias de un Exiliado Teatral” de Rivera, libro que rememora su extenso trabajo vinculado a la literatura y al teatro, se sorprende también con la lectura de su autobiografía: “A medida que avanzamos en la lectura, dice, percibimos una inteligencia poderosa, un alto grado de sofisticación imaginativa, una amplia cultura y todo ello expresado en un tono menor sin estridencias”. ”Estas memorias, agrega, recorren su larga vida en lo profesional y personal, marcada por la poesía, el teatro y una historia de amor incomparable, y excepcional y completamente inédita en los tiempos que corren”.
Raúl Rivera en su última obra muestra el transcurrir de su vida siempre con constantes sorpresas y rodeada de episodios de gran singularidad. El crítico Marks no se resta en calificativos ante la veraz y conmovedora relación de su vida enmarcada en una historia de amor incomparable, excepcional y completamente inédita en estos tiempos junto a su esposa María Asunción Requena, insigne dramaturga y figura crucial de la generación nacional de los 50.
A nuestro poeta siempre lo percibimos acá en Los Andes muy atento a descubrir la novedad en el día a día, compartiendo los amenos cafés matinales y demostrando que lo importante no es la edad sino la constante búsqueda de nuevos desafíos ya que allí está la verdadera felicidad, más allá de los resultados obtenidos.