Por: José Ramón Toro Poblete, profesor Liceo Max Salas Marchán
No se preocupe por el título, al final de la lectura usted lo cambia, en máximo tres palabras.
Al preguntar a “venerables ancianos de nuestra ciudad” esos que andan tomados de la mano y, que llevan muchos años de matrimonio, acerca del cómo han logrado estar tanto tiempo juntos a pesar de toda adversidad, responden: ¡Mucho amor y Comunicación!, y después mencionan: Comprensión, Fidelidad, Respeto, Paciencia (tolerancia), Cariño, etc.
¡La Comunicación!, era repetitivo en sus respuestas. Es decir, el hablar cara a cara, mirándose; expresando los sentimientos, los acuerdos y desacuerdos. El estar diciéndose cosas. El estar constantemente vaciándose uno en el otro. ¡Vaciándose!, en palabras, gestos, silencios o simplemente, el estar uno al lado del otro.
La comunicación es dinámica, provoca reacciones, despierta sentimientos, une, aclara, genera una serie de emociones. Es un proceso dinámico entre dos que, si es buena, despierta la complicidad, permite construir historia entre dos. Despierta el afecto, el cariño, la necesidad de complemento, la urgencia por el otro, ¡La Urgencia por el otro! Despierta protección y seguridad, el sosiego, la lealtad, la ternura, la intimidad, el amor. Y, más aún; posibilita el crecimiento y, el desarrollo del otro como persona. ¡La Vida!
Otra cosa es la información. La información es la entrega de un dato (lugar, suceso, fecha, hora, tiempo) La información, lo único que puede provocar en la otra persona es la duda o la satisfacción por la obtención de un dato. Y, ¡Nada más! Típica pregunta que nos ilustra esto es: ¿Cómo te fue?. Se espera una respuesta precisa: Bien o mal. Y, allí queda todo. Sobretodo cuando la respuesta es ¡Bien!. (Observe esta realidad en su familia).
Pues bien. Hoy por hoy, en nuestras relaciones, el gran peligro es el mal uso de las aplicaciones que vienen en un celular. (el Whatsapp, Facebook, Messenger, ni hablar del Chromecast que nos abre a otra dimensión). Originalmente fueron concebidas para comunicarse pero, en la mayoría de los casos se utiliza para entregar información. Permítame una presunta “comunicación” entre padres y sus hijos(as) por WahtsApp a modo de ejemplo:
Madre: ¿Dónde vienes? Hijo(a): ¡Voy en camino!. Madre: ¡Ya, Cuídate!
Padre: ¿Cómo te fue en Santiago?… Hijo(a): ¡Tranqui, no te pases rollos! ¡Todo bien!”.
¿Qué hubo en esos dos presuntos diálogos?. ¡Solo una entrega muy parcial de información! Y, nada más. Y, lo más preocupante es que ambos (hijos y padres) piensan que “se comunican”.
Hay padres que, hasta han creado en WhatsApp, un grupo de su familia. Y, curiosamente, si un hijo les envía un mensaje con carácter de urgencia, ellos, no lo responden al instante, por una razón simple: son de la generación de la comunicación “hablada” y no de la transmisión de datos. (mensajes). Caso contrario; si los padres llaman a sus hijos, éstos no contestan el celular pero, si le envían un WhatsApp, tienen la respuesta casi de inmediato. Son de la generación de los Datos.
Un choque generacional: la Comunicación Oral versus la Transmisión de Datos.(mensajes)
En este contexto, quiero que admire y contemple la decisión de Dios: ¡Navidad!.
Envió “Mensajes Hablados” a la humanidad por medio de los profetas. Anunció, por medio de ellos, la venida del Mesías. Siempre se valió de la palabra o mensaje hablado. Hasta que, en el momento propicio, dejó de enviar Mensajes hablados y envió su Palabra al hombre. Y, esa Palabra, se hizo realidad; tangible, audible, visible en Jesús, nacido en Belén, la tierra de Judá, según lo prometido por medio de “los mensajes hablados” de los profetas.
Y, la Palabra (Verbo), se hizo carne y nos dijo todo ¡Todo!, acerca del Padre. Nada más hay que agregar. Todo fue dicho por medio de la Palabra y, cara a cara al hombre. La Palabra de Dios se volvió audible y visible, cercana y amorosa, magistral, entendible y salvadora.
Esto es lo que celebramos en Navidad. El inmenso amor y misericordia de Dios y el compromiso con su creación al manifestarse, expresarse y vaciarse para que le conocieran y, conociéndole, le amaran. (Le propongo lea, completo, el capítulo 17 del Evangelio según san Juan. Es conmovedor descubrir en Jesús, el cómo da cuenta de su misión).
Navidad no es solo regalos, árbol navideño y pesebre. ¡Es la Palabra de Dios, que se hizo hombre para hablarle a usted! La Palabra de Dios que se hizo hombre, para sentirlo cercano, hacerle cómplice, hijo y familia. La Palabra de Dios que se hizo hombre, para darle sentido a su vida, a sus alegrías y a sus penas, a sus logros, sufrimientos y, proyectos.
A modo de conclusión, le recuerdo lo esencial de la Navidad: la Palabra de Dios (Jesús) no nació en Belén para entregarnos información y datos acerca de quien es Dios. Se hizo hombre para Comunicarse con nosotros y hacernos parte de Él y, lo hizo cara a cara, muy cercano, hasta para llegar a decir que, “quien me ve a mi, ve al Padre”.
¿Hay personas indiferentes ante este gran acontecimiento y noticia?.
¡Sí! ¡Por supuesto que las hay!. Solo ruego que, usted, no sea una de aquellas.
Que sea feliz en esta Navidad junto a su familia. (No olvide cambiar el título en tres palabras)