Por: Carolina Pizarro, directora de la carrera de Ingeniería en Energía y Sustentabilidad Ambiental, Universidad San Sebastián
Muchas ciudades en Chile han suprimido el uso de bolsas plásticas en supermercados y tiendas, preocupadas por el cuidado del medio ambiente, buscando soluciones más sustentables que permitan contribuir a disminuir la contaminación y sus efectos colaterales, como son el calentamiento global y el cambio climático. Iniciativas que han tenido gran acogida en la comunidad.
Las bolsas son hechas en base a polietileno y luego se les añaden otro tipo de polímeros y/o moléculas como propileno o estireno para otorgarles algunas propiedades, como mayor dureza, resistencia, o impermeabilidad. Entonces, mientras más “sofisticadas” sean estas composiciones, las bolsas se tornan más difíciles de biodegradar, porque el polímero se hace muy resistente a la degradación natural.
Los desafíos siempre están en la ciencia y en el conocimiento. Los desafíos en cuanto a lo biotecnológico y ambiental son muchos, y este es uno de ellos: la generación de biopolímeros o biomateriales. Ese es un campo muy bonito, donde por ejemplo, hay bacterias que sintetizan polímeros, o “bioplásticos” que son biodegradables y que tienen características deseables para este tipo de aplicaciones, no obstante, hay que ir mejorando las productividades de su obtención y sus cualidades según lo que requiera el mercado como durabilidad, impermeabilidad, etc.
Si bien la bolsa se reutiliza para botar basura, ésta termina de igual manera en un vertedero. En el caso de una combustión, genera gases tóxicos que producen un gran impacto ambiental. Si esas bolsas están con los íconos de los supermercados o las tiendas, esa tintura genera además, material más tóxico volátil en el ambiente, por lo tanto, minimizar el que existan estas bolsas dando vueltas, es una muy buena medida. Otro impacto muy importante se origina cuando estas bolsas llegan al mar.
Esos dos puntos son críticos y por eso es un tremendo desafío el procurar herramientas para regular el uso indiscriminado de las bolsas. No se trata de que no existan, pero hay alternativas. Sin ir más lejos, se debe considerar que hay informes que señalan que un chileno utiliza más o menos 1,5 bolsas diarias y las usa por 15 minutos solamente”.
Generalmente las bolsas de papel son de material reciclado y por ende, también estamos usando el concepto de reciclaje y reutilización. Hay que llegar a equilibrios en todo, por lo tanto no hay que negarse al uso de papeles o plásticos, sino lograr un equilibrio, con bolsas que sean biodegradables, de papel reciclado o de género.
También se pueden usar bolsas hechas con género reciclado, como poleras viejas u otros materiales que están en casa. Así impulsamos el concepto de las “Tres R”: Reducir, Reciclar y Reutilizar. La idea es ir generando una cultura, que se trata de un proceso, no es algo inmediato.
Recientemente, se aprobó la Ley de Reciclaje, un hito a nivel nacional y latinoamericano. Tenemos ahí un importante punto de partida y un apoyo desde las políticas públicas bastante relevante para todos. Estas leyes ayudan, apoyan, incentivan la difusión y la educación ambiental, lo que en definitiva va en beneficio de todos.