Los nietos crecerán sintiendo que los lazos familiares son importantes y probablemente estén más dispuestos a mantener lazos con sus nietos si es que llega el momento en que tengan, dice la psicóloga de la U. San Sebastián, Fernanda Orrego.
En tiempo de vacaciones, muchos padres deben buscar alternativas para el cuidado de sus hijos ya que no hay colegio y algunos jardines cierran. Ante la disyuntiva de qué hacer, recurren a su propia familia para solucionar el tema y acá los abuelos son siempre una de las primeras opciones.
Compartir abuelo-nieto es siempre una experiencia distinta. Ya sea porque son más comprensivos y relajados que lo que fueron con sus propios hijos, y también por los recuerdos y experiencias que quedan para ambos.
En esta relación los niños y adolescente ven en sus tatas experiencia y conocimiento, tanto de vida como situaciones puntuales. Por su parte, los abuelos encuentran energía y alegría; se vuelven más empáticos, de buen ánimo y hasta “onderos” con sus nietos.
A juicio de Fernanda Orrego, psicóloga infanto-juvenil de la U. San Sebastián (USS), la experiencia de vacacionar con los abuelos permite que los niños “no sólo lo pasen bien, compartan y sean unas ricas vacaciones, sino que también les permite acceder a la historia familiar a partir de los relatos de la infancia de los propios abuelos viendo cómo ellos también fueron niños encontrando similitudes y diferencias propias de las épocas”.
Asimismo, a largo plazo y en una vida más adulta, “los nietos crecerán sintiendo que los lazos familiares son importantes y probablemente estén más dispuestos a mantener lazos con sus nietos si es que llega el momento en que tengan”.
Para los abuelos, en tanto dice la psicóloga USS, “puede ser una experiencia rejuvenecedora, poder compartir con niños energéticos que los desafían a hacer cosas, salir de paseo o salir a la plaza. Sin embargo, siempre es importante recordar que algunos podrán cansarse y que eso también es parte de importante de regular la intensidad que implica estar a cargo de niños.”
También refuerza que “es importante que los niños construyan lazos con quien los cuida en el verano durante todo el año, de modo de que tengan confianza los unos con los otros y así los abuelos sientan que pueden poner límites sin temor a perder el vínculo y los niños se sientan con libertad para expresarse y se sientan seguros con quien los cuida.”