@rodrigosolo
«Éste, que se dice periodista, ¿habrá estudiado?»
«Este político no le ha trabajado a nadie, de la mesada pasó al sueldo millonario .»
«El chileno es flojo, ahora que tiene bono estatal no trabaja».
«Esos dirigentes antiguos no saben nada, nunca hicieron nada, menos lo harán ahora.»
”Ese rico ha obtenido todo de su padre, porque, la verdad, no le ha trabajado a nadie.»
«Ese es Rojo, díganme ¿en qué país han tenido éxito sus ideas?»
«Ese es Blanco, díganme ¿en qué país funciona su concepto?»
Valemos huevo.
Todas pencas, malos, mala raza, un tiro al aire, lo peor de lo peor. Se han nombrado estos juicios de valor últimamente. Una suerte de bullying, de conventilleo, pelambre de baja monta, descrédito. Si a nivel familiar pensásemos eso de todos nuestros parientes, deberíamos cambiarnos el apellido, y si el país nos quedó chico por su delgadez, por su crisis…. existe una leve posibilidad que estamos exquisitos, sobre exigentes, mucho griterío del consumidor.
No creo que valgamos huevo.
No somos los campeones del universo pero, con una mano en el corazón, no somos el último. Nos sube y baja la bilirrubina cada cierto tiempo, que no lo quita la aspirina.
Win-win, dicen los expertos. Ésa es la clave. Creérselo, y si te caes te levantas, si no te resulta no te frustres, si él ganó ya te tocará a ti, si tiene una idea distinta: en algo se puede concordar con la mía. Nos falta corazón, hacer las cosas así, más corazón y menos pasión que nos sobreabundó en esta parte del viaje. Por eso tanto combo va y viene.
Pero tranquiléin, John Wayne. Sigamos orgullosos por lo que somos y, mejoremos.