Por: Dra. Nelly Baeza, coordinadora de Programa de Salud Pública Universidad Central
El 20 de noviembre se conmemora el Día Mundial de Víctimas de Accidentes de Tránsito, una fecha que vale la pena recordar en nuestro país. Aunque Chile muestra un menor número de accidentes de tránsito en comparación con otros países de América Latina, aún es la primera causa de muerte en el rango de 15 a 29 años de edad.
En el mundo se calcula que cada día mueren alrededor de 3.500 personas en las carreteras, siendo los niños, peatones, ciclistas y ancianos los usuarios más vulnerables de la vía pública. A ello se suman las familias que sufren la pérdida inesperada de un ser querido, produciendo un daño sicológico a veces irreparable y al cual, muchas veces, se suma un problema económico cuando los afectados son proveedores de la familia.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) trabaja con asociados, gubernamentales y no gubernamentales, de todo el mundo para prevenir los accidentes de tránsito y promover las buenas prácticas, como el uso del casco o del cinturón de seguridad, no beber y conducir, y evitar los excesos de velocidad.
Hoy más que nunca, entonces, cobran importancia campañas como Si bebes, pasa las llaves o la Ley Emilia, como medidas que colaboran con la prevención. Junto con ello, es necesario tener presente otros aspectos como la mantención de las calles y los vehículos, señalización de tránsito adecuada y mantenida, reforzar el uso de cinturones de seguridad en todo tipo de transporte y de sillas especiales para niño/as y bebés.
En Chile nos encontramos al debe en nuestra capacidad de respuesta frente a las emergencias ocasionadas por los accidentes de tránsito, nos falta una red asistencial de emergencia con una capacidad adecuada a las urbes que corresponde atender. En Santiago, por ejemplo, el SAMU (Servicio de Atención Médica de Urgencia) cuenta con una dotación de 37 móviles para toda la provincia, que aunque fue aumentada este año, sigue siendo insuficiente. Además, en materia de rehabilitación de adultos, aún no brindamos tratamiento adecuado a las víctimas con secuelas graves.