Voto secreto y presencial

Voto secreto y presencial

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Por: Dr. David Ruete , dir. Escuela Facultad de Ingeniería Universidad Andrés Bello

Hace algunas semanas el Presidente de la República promulgó la ley que otorga mayores facultades al Servicio Nacional Electoral (Servel). Esto con el fin de realizar cambios al sistema de votación en la línea de proteger a los electores de posibles contagios por COVID19. Sin embargo, una de las restricciones para definir el protocolo y herramientas de votación, es que el voto sea secreto y presencial.

Restricción que deja inmediatamente de lado soluciones como la votación por Internet, no así la votación electrónica. La votación electrónica significa, a grandes rasgos, tener una infraestructura electrónica donde el ciudadano acude a un centro de votación, y que mediante un dispositivo electrónico similar a los tótems utilizados para sacar bonos en las clínicas, se autentica y vota.

Sin embargo, no es todo, el dispositivo entrega un comprobante, similar a los que entrega un terminal pago cuando se utiliza una tarjeta de crédito para comprar, con el cual va a la urna y lo introduce. Finalmente su ventaja es la rápida cuenta de votos, pero que al final de la votación debe ser validad con la cuenta de los comprobantes de la urna.

En este caso se cumple la restricción de que el voto sea secreto y presencial y además permite la auditoría de los votos. Otra ventaja es que se pueden implementar rápidamente en distintos sitios de votación para que el proceso sea más fluido. Pero tiene las mismas restricciones de un local de votación tradicional en lo que se refiere al personal necesario para el proceso electoral. Una desventaja es la inversión necesaria para la implementación. Por otro lado, la votación por internet significa que el ciudadano puede votar desde cualquier lugar de chile y el extranjero sin necesidad de ir al local electoral.

Como se puede observar es una gran ventaja, sin embargo, carece de dos factores fundamentales de una votación, que son la restricción de voto secreto y presencial, y la auditoría del sufragio. El gran desafío de este modelo de votación es la seguridad. Por un lado, es muy difícil validar que la persona que vota sea quien dice ser y que el voto sea secreto.

Y por otro lado, el factor de seguridad de la transmisión de los datos, en este caso el voto, puede ser crítico debido las intrusiones que eventualmente pueden suceder durante el proceso, como por ejemplo la modificación de la información. Para este último caso hay técnicas como encriptación de datos que pueden ayudar a sortear esta situación, pero la autenticación de la persona aun es un desafío. Para la autenticación se pueden implementar soluciones de autenticación, con clave única, pero no es suficiente. Será necesario robustecer el sistema de autenticación como por ejemplo tarjetas de coordenadas como se utilizan en los bancos, sistemas biométricos como huella digital, etc.

Esto claramente podría funcionar, en algunos países se utiliza y funciona. Pero debido al poco plazo que hay para las próximas elecciones es un proceso que debe descartarse. Por otro lado, son necesarias pruebas previas para validar esta tecnología e implementarlas en instancias que no tengan gran impacto. Cuando la tecnología esté probada y formalmente validada, se podría utilizar en votaciones de alcaldes por ejemplo, para luego utilizarla en instancias de mayor importancia como lo es una votación para un cambio o no de la constitución. Las tecnologías están para ayudar a la ciudadanía, pero deben ser utilizadas con respeto y tomando los resguardos necesarios para su implementación.

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