YO OPINO, TU OPINAS, EL OPINA…

YO OPINO, TU OPINAS, EL OPINA…

- en Columnistas
2340

Por: Antonio de Pedro Marquina.

Es verdad que todos tenemos derecho a opinar porque somos libres. También es verdad que vale más la opinión de personas doctas en la materia de que se trate, que la de quien, por muy inteligente que sea, piense que puede opinar de todo sin la preparación adecuada.

Conviene concienciarse, no obstante, de que utilizar ese derecho no es inocuo. Pienso en opiniones vertidas en ámbitos de debate, y en su difusión en los diversos medios de divulgación: periodísticos, televisivos, digitales, etc.

Debate, significa, ya lo dice la palabra, confrontación, combate, en este caso de ideas. En la práctica, se trata de machacar, al contrario, lo que provoca confusión y desánimo. Nunca soluciones. Se dan muchos debates y pocos diálogos. Estos al menos, implican un principio de deseo de unir voluntades, de buscar soluciones. No debería tolerarse la violencia en ellos, que genera siempre confusión, desorden, e inseguridad, y se pone en peligro la libertad, especialmente de los más débiles, con resultados que pueden ser catastróficos.

Parece más propio del ser humano dejarse guiar por la fuerza de la razón que por la razón de la fuerza.

Creemos prioritarios: el derecho a la vida; el derecho a proclamar la verdad; al trabajo bien remunerado para llevar una existencia digna; a acceder a la cultura; a asociarse para alcanzar fines lícitos; y a que se respete la devoción personal de cada cual, y a manifestarla sin que se considere agravio para nadie. Para protegerlos están la justicia: la humana, y la divina. La primera falla a veces, como estamos viendo con demasiada frecuencia.

No es hora de opiniones, sino, de posturas dignas, de dar testimonio, de compromisos concretos. Y de actuar como proceda.

No hay por qué, ser masa, si se puede ser levadura.

Comenta en Facebook

Comentarios

Quizá te interese

Mis Historias, libro del andino Patricio Bonelli Canabes

Impreso en los Talleres de Gráfica LOM, Miguel